- Restablece tu movilidad y estabilidad articular. Cargar peso sobre una disfunción aumenta el riesgo de lesión.
- Utiliza patrones de movimiento: tracción, empuje, dominante de rodilla y de cadera, transportes y rotaciones (ej. lanzamientos).
- Empieza con ejercicios corporales y con mancuernas y aprende los distintos movimientos que pueden realizar tus articulaciones. Domina tu cuerpo antes de pretender añadir grandes cargas externas.
- Prioriza los ejercicios unilaterales y usa rangos amplios de movimiento. Te ayudarán a mejorar la estabilidad y flexibilidad respectivamente.
- Trabaja en todos los planos de movimiento. No sólo existe delante y atrás (plano sagital), también importan los movimientos laterales y las rotaciones.
- Conecta con tus sensaciones y ten cuidado con tu ego. Sé humilde: corrige tus déficits de movimiento y adapta el ejercicio a tus circunstancias sin que pierda su esencia. Utiliza progresiones y regresiones.
- No llegues al fallo muscular de forma habitual. Salvo que tu principal objetivo sea lograr las máximas ganancias de masa muscular, es poco útil para mejorar tus niveles de fuerza.
- Tus músculos se adaptan más rápido que tus tejidos blandos (tendones, ligamentos, piel...). Sin prisa, pero sin pausa. Sobrecarga progresiva.
- Periodifica las cargas, no trabajes siempre con máxima intensidad. Haz períodos de descarga o directamente descansa unos días. Es más sencillo prevenir el sobrentrenamiento que salir de él.
- Haz lo mínimo necesario y no lo máximo posible. Respeta siempre el principio: "Más no es mejor, mejor es mejor"