Hablemos de un tema que nos concierne a muchas: la menopausia.
Esta etapa de la vida trae consigo una serie de desafíos tanto físicos, como los tan conocidos sofocos, como emocionales, como la mayor irritabilidad. Estos desafíos se abordan a menudo con tratamientos hormonales y otros métodos convencionales.
Pero, ¿sabías que el entrenamiento de fuerza puede ser una herramienta increíblemente poderosa para aliviar estos síntomas y que, además, te beneficiará en muchas otras áreas de tu salud?
La ciencia detrás del entrenamiento de fuerza
Una revisión sistemática de 2023 publicada en el Journal of Clinical Medicine analizó 12 estudios.
Estos estudios evidencian que el entrenamiento de fuerza supera a intervenciones como los ejercicios aeróbicos, la terapia hormonal y el entrenamiento de flexibilidad y control en la reducción de ciertos síntomas de la menopausia.
El entrenamiento de fuerza logra mejoras en la fuerza de las piernas y del suelo pélvico, en la densidad ósea y en cambios metabólicos y hormonales. Incluye una reducción en la frecuencia de los sofocos.
Para obtener estos beneficios, es necesario ajustar la intensidad de los ejercicios de fuerza para que representen entre el 70% y el 90% del peso máximo que puedes mover en una sola vez, es decir, que puedas realizar entre 3 y 12 repeticiones como máximo.
Además, se deben realizar estos ejercicios con una frecuencia de dos a cuatro veces por semana, para lograr una dosis efectiva que ayude a mejorar la fuerza muscular, la función física y reducir el riesgo de osteoporosis.
Quiero destacar un estudio de la revisión que reveló que el entrenamiento de fuerza puede ayudar a reducir en mayor medida la frecuencia de los sofocos y la cantidad de masa grasa en comparación con el solo cardio. Este dato es muy importante para controlar el aumento de peso y prevenir la acumulación de grasa en la zona abdominal.
En cualquier caso, lo óptimo sería combinar ambos tipos de entrenamiento: fuerza y resistencia, ya que esta etapa conlleva también el incremento de riesgos cardiovasculares.
Sin embargo, si dispones de poco tiempo y debes elegir, prioriza el entrenamiento de fuerza. Es la opción más rentable y beneficiosa en todos los niveles.
El impacto en la salud ósea
Durante la menopausia, uno de los cambios más significativos y menos visibles es la pérdida de densidad ósea, un precursor de la osteoporosis. Este cambio silencioso esconde riesgos de fracturas y una disminución general de la salud física. Aquí es donde el entrenamiento de fuerza se convierte en un héroe inesperado.
Este estudio demuestra cómo el entrenamiento de fuerza, realizado regularmente, no solo frena la pérdida de densidad ósea, sino que también puede mejorarla. Además, refuerza la masa muscular, combatiendo la sarcopenia, que es la pérdida de masa muscular asociada con la edad.
Por lo tanto, el entrenamiento de fuerza durante la menopausia no es solo una cuestión de mantener la figura o la fuerza; es una estrategia crucial para preservar la integridad de nuestros huesos y músculos. Este enfoque proactivo no solo reduce el riesgo de osteoporosis y fracturas, sino que también asegura una mejor calidad de vida, con mayor movilidad y autonomía.
Manejando el cambio de metabolismo y el peso
Durante la menopausia, el metabolismo cambia y el control del peso puede volverse más desafiante. Sin embargo, el entrenamiento de fuerza ofrece una solución efectiva.
Este estudio reveló que el entrenamiento de fuerza puede aumentar significativamente el peso libre de grasa y el metabolismo en reposo, a la vez que reduce la grasa corporal.
Por eso, incluir ejercicios de fuerza en tu entrenamiento no solo te ayudará a mantener tu masa muscular, sino que también puede ser una herramienta clave para evitar el enlentecimiento del metabolismo durante la menopausia y prevenir el tan temido incremento de peso.
Mejorando el sueño y el estado de ánimo
Los síntomas de la menopausia no se limitan a aspectos físicos. Las fluctuaciones hormonales pueden afectar gravemente nuestro sueño y estado de ánimo.
El entrenamiento de fuerza, al liberar endorfinas, no solo mejora la calidad del sueño sino que también contribuye positivamente a nuestro estado anímico.
Un estudio publicado en «Menopause» evaluó la eficacia del entrenamiento de ejercicio para aliviar síntomas menopáusicos, incluyendo insomnio y depresión. Los resultados indicaron que las mujeres participantes en el programa de ejercicio experimentaron mejoras notables en los síntomas de insomnio, la calidad subjetiva del sueño y los síntomas depresivos.
Este hallazgo resalta la capacidad del entrenamiento de fuerza para afrontar dos desafíos comunes en la menopausia: la calidad del sueño y el bienestar emocional.
Consideraciones prácticas
Es crucial adaptar los programas de entrenamiento a tus necesidades individuales, considerando tu experiencia previa en ejercicio, capacidad física actual y un período de adaptación adecuado para evitar lesiones.
Cuando se recomienda una intensidad del 70% al 90%, es preferible no aplicarla desde el inicio. Comienza con una intensidad del 30 – 40%, equivalente al peso con el cual puedas realizar hasta 25 a 30 repeticiones consecutivas. A medida que avanzas, incrementa gradualmente la intensidad
No es necesario disponer de un gimnasio completamente equipado para empezar. Las bandas de resistencia, mancuernas y kettlebells son excelentes herramientas para entrenamientos en casa. La personalización del entrenamiento es clave, ya que garantiza efectividad, seguridad y disfrute de la actividad física.
Si no puedes acceder a un servicio individualizado, opta por un programa de entrenamiento que te permita evaluar tus capacidades y avanzar a tu ritmo.
Conclusión
El entrenamiento de fuerza es una herramienta útil para mejorar la calidad de vida durante la menopausia y mantener la independencia y el bienestar general durante más años.
No solo ayuda a construir y mantener la masa muscular y la densidad ósea, además de que ayuda a evitar que se acumule la grasa en la zona abdominal, sino que también tiene un impacto positivo en otros aspectos, ayudando a reducir de sofocos, disminuir los síntomas depresivos y contrarrestando las dificultades para dormir.